El desafío de una vida compartida con los robots

BEATRIZ GUILLÉM , EL PAÏS

El Parlamento Europeo es la primera institución en proponer una regulación general sobre estos aparatos que van a «revolucionar todos los campos de la sociedad»
«La solución no está en la fiscalidad, sino en la educación. Debemos educar a los niños para las tareas que no pueden hacer los robots»

Los robots han salido de las jaulas, advierten los expertos; ya no están en los laboratorios y centros de investigación sino que han invadido nuestras vidas. Esta situación ha sumido al Parlamento Europeo en un enjambre de preguntas. ¿Debemos tratarlos como personas electrónicas? ¿Qué va a pasar con el trabajo de los miles de humanos sustituidos por máquinas inteligentes? ¿Necesitaremos un salario mínimo solo por existir? Y lo más importante: ¿quiere Europa ser espectador o líder en este futuro?

Formuladas por europarlamentarios de todas las bancadas, investigadores, empresarios, académicos, líderes de sindicatos, aseguradoras y artistas, estas cuestiones (y sus decenas de ramificaciones) han ocupado durante dos jornadas al Parlamento Europeo. Representan una investigación de dos años que se ha plasmado en el primer informe a nivel europeo sobre máquinas inteligentes. En él se pide crear un marco legal para regular un campo que avanza a toda velocidad. Y aunque el objetivo era buscar respuestas, de momento sobre este futuro todo son preguntas.

«No podemos crear una sociedad deshumanizada, es el ser humano quién tendría que preocuparnos en primer lugar

“Tenemos más preguntas e inquietudes que respuestas y soluciones porque no estamos al final del camino. Cada día surgen novedades, debemos crear un sistema que nos permita reaccionar en el momento necesario”, explica la socialdemócrata luxemburguesa Mady Delvaux, principal ponente y coordinadora del informe. Este ha sido aprobado este jueves en la Asamblea Parlamentaria de Estrasburgo con 396 votos a favor y 123 en contra, con 85 abstenciones.

Con esta iniciativa, el Parlamento Europeo se convierte así en la primera institución en proponer una regulación a gran escala sobre aparatos inteligentes. El informe propone regular varios temas principales: la responsabilidad civil y legal de los robots —especialmente en el caso de los coches autónomos—, la creación de una agencia europea encargada de ellos, la privacidad de los datos que almacenan, la inclusión de un código ético y la posibilidad de establecer un impuesto por utilización.

La Comisión Europea decidirá en 2018 sobre la creación de una legislación específica

El Parlamento no tiene poder legislativo propio, por lo que las directrices y propuestas son meras iniciativas que quedan a la espera de ser tenidas en cuenta por la Comisión Europea. “La consulta pública en torno a la privacidad de los datos de los robots y su responsabilidad civil ya se está llevando a cabo”, ha asegurado Robert Viola, responsable de la dirección general de Redes de Comunicación, Contenido y Tecnologías de la Comisión Europea, en su ponencia en el Parlamento. “El año que viene tomaremos la decisión de si vamos a tomar acciones sobre crear una legislación”.

La imparable llegada de los robots

“Las cosas van muy rápido en el desarrollo de la inteligencia artificial. Las respuestas serán muy importantes, pero todavía no existen. Hay diferentes ideas y pronósticos, pero sobre todo hay muchísima incertidumbre”, señala el eurodiputado de Los Verdes, Max Andersson. Fuera de esa incertidumbre sí queda el hecho de que la llegada de los robots es imparable e inexorable. «Los robots, bots, androides y otras manifestaciones de la inteligencia artificial van a desencadenar una nueva revolución industrial, que no va a dejar ningún estrato de la sociedad sin tocar, por lo que es de vital importancia para los legisladores considerar estas implicaciones», reza el informe elaborado por el Comité de Asuntos Legales del Parlamento.

Esta afirmación va acompañada con cifras: la Unión Europea calcula que ya hay más de 1,7 millones de robots en el mundo; entre 2010 y 2014, el incremento medio de ventas de robots se situaba en el 17% por año, pero en 2014 este aumento anual llegó hasta el 29%, el mayor de la historia; las patentes para tecnología robótica se han triplicado en la última década. Y esto es solo el principio. “La revolución robótica va a suponer un cambio social comparable con la imprenta y máquina de vapor», ha destacado Andersson.

“La revolución robótica va a suponer un cambio social comparable con la imprenta y máquina de vapor

Así, la robótica se enfrenta al mismo paradigma que esas revoluciones históricas, el mismo desde hace siglos: ¿van a sustituir a los humanos en el trabajo? La respuesta es unánime: sí. Pero, por supuesto, no en todos los trabajos, ni de forma tan rápida. ¿Cuántos? Las estimaciones varían tanto que de momento parece imposible establecer una cifra, ni siquiera aproximada. Algunos pronósticos apuntan a que los empleos de categoría media pueden tener más probabilidades de ser sustituidos, igual que los trabajos en las fábricas.

«Los robots realizan muy bien las tareas repetitivas con fiabilidad y precisión en un entorno controlado, por lo que son un problema muy concreto para las personas que trabajan en una fábrica. ¿Qué vamos a hacer? Estamos hablando de muchos puestos de trabajo», se preguntaba Lauren Zibell, líder de industriAll, uno de los principales sindicatos europeos.

En el otro lado, las compañías robóticas piden calma: «Está ocurriendo lo mismo que cuando llegó el correo electrónico y se pensaba que iba a acabar con el trabajo de los secretarios, o los cajeros automáticos con el personal del banco, los robots se enfrentan al miedo de robar puestos de trabajo. Pero la mayoría de ellos han sido creados para ayudar a las personas, no para sustituirlas», sostiene Dominik Bösl, director de innovación de la compañía robótica Kuka.

Impuesto por el uso de robots

Es este miedo el que genera nuevas dudas y hace saltar la idea de imponer un impuesto para las empresas por la utilización de robots. «Si hay falta de empleo, igual tenemos la necesidad de poner un impuesto. ¿Qué ocurre si se materializan las peores hipótesis? También necesitaríamos un salario básico, mínimo para las personas», ha argumentado la ponente principal del informe. Sin embargo, ni la industria ni otros grupos políticos están de acuerdo. La eurodiputada liberal checa Dita Charanzová ha manifestado su total rechazo a esta tasa: «Creemos que existen un miedo y una preocupación excesiva. No estamos en una película de ciencia ficción, los robots harán lo que nosotros, los humanos, les digamos que hay que hacer. Nosotros tenemos el control».

La Unión Europea calcula que ya hay más de 1,7 millones de robots en el mundo

En contra de este impuesto, también están los investigadores. «No creo que la fiscalidad para robots pueda ayudarnos en el futuro. Creo que la revolución robótica aunque es algo emergente será muy lenta y solo podemos predecir de forma muy aproximada los empleos que se van a destruir. Así que la solución está en la educación: debemos educar a los niños para las tareas que no podrán hacer los robots y no para los trabajos que desempeñarán las máquinas», ha sugerido Dirk Lefeber, responsable del grupo de investigación en robótica de la Universidad de Bruselas.

Agencia europea robótica y responsabilidad

Una polémica similar ocurre con la creación de una agencia europea especializada en la regulación y gestión de estos aparatos inteligentes. Algunos grupos lo rechazan por el temor a que una sobrerregulación pueda frenar la innovación y proponen atribuir a alguna de las agencias existentes las competencias sobre robótica. Uno de los objetivos de esta agencia sería garantizar unos procesos estandarizados en Europa, que permitieran la interoperabilidad, y establecer de forma clara de quién es la responsabilidad civil y legal, una de las prioridades del informe.

La solución no está en la fiscalidad, sino en la educación. Debemos educar a los niños para las tareas que no pueden hacer los robots

¿Quién debe responder ante las acciones o posibles errores que cometan los robots? «La responsabilidad debe ser del fabricante, si el error es de fábrica, del programador si es del software, y del propietario si este ha sido quién ha mandado al robot a realizar algo ilegal», ha explicado el experto en robótica Bösl a EL PAÍS. Los europarlamentarios también apuestan por este criterio, aunque la decisión final la deberá tomar la Comisión Europea e incluirla en una posible regulación. Este asunto urge especialmente en el caso de los coches autónomos, que según todas las previsiones podrían llegar de forma general a las carreteras en tres años.

«Que haya un marco jurídico ayudará a avanzar. Las pruebas de los coches autónomos se están haciendo en Estados Unidos y no en Europa porque allí se está empezando a regular», ha expuesto el profesor de Sistemas Cognitivos y Robótica de la Universidad de Plymouth, Tony Belpaeme. «El objetivo es crear una legislación que nos ayude a evitar las cuestiones negativas».

Así, se trata de lograr el difícil equilibrio entre la necesidad de establecer unas pautas regulatorias mínimas y no crear una sobrerregulación que frenaría a la industria europea y la dejaría atrás en esta carrera decisiva para el futuro. «No se trata de ponerle trabas a la innovación, sino de que la industria europea sea útil», ha concluido la redactora del informe Mady Delvaux. Para ello no se debe perder de vista, defienden los europarlamentarios, que no se trata de construir una sociedad para los robots, sino para los humanos: «No podemos crear una sociedad deshumanizada, es el ser humano quién tendría que preocuparnos en primer lugar».

https://elpais.com/tecnologia/2017/02/09/actualidad/1486655873_264384.html